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opinión

Y lo Rosa entró en el Valencia

Rectificar es que en plató se siente alguien de la parte financiera del club y le explique a todos, punto por punto, las cuestiones de los dineros, dejando al equipo que elaboró la noticia con el culo al aire. Porque eso es mala praxis. Es mal periodismo. Es telebasura...

15/04/2016 - 

VALENCIA. Las aguas bajan tranquilas. O bajaban. Parece que, como pedían los cachondos de Checheche, tocaba sacar algún lío que animase esta semana de tranquilidad por obra y gracia del toquecito de Negredo en el alargue que nos permite respirar y pensar en cosas más banales y divertidas como las planificaciones para la próxima temporada. Como si por el calentamiento global se tratase, estamos a mitad de abril y ya tenemos la libretita con nuestras altas y bajas, tirando de cuentas especializadas en tal o cual liga y buscando al jugador indie que no conoce la masa, del que piensas que se va a convertir ya mismo en mainstream y hay que adelantarse y por el que tú apostarías hasta la camisa si fueses García Pitarch. Porque el día a día no nos da para más. Vemos a David por la tele mojar la oreja a Goliat y nos invade la nostalgia de cuando éramos aquellos que maravillaban al mundo esférico. Con alabanzas por parte de todos. Con una manera de jugar que se asemejaba bastante a aquella que en Mestalla veíamos a principio de siglo y que nos negaban el pan y la sal, justo los mismos, mismitos que ahora hacen juegos florales con ello. Otra más. Su manera de ser. Como cuando a Rafa le tiraban piedras por poner a Casemiro y ahora, con el calvo divino amigo del presidente, es el invento del siglo.

Y en esas estábamos, tirando de la renovación de Feghouli como solo lo sabemos hacer aquí, desde la trinchera radical, sin entrar en matices, cuando asomó la cabecita, cual meme de Rajoy, la reina de las mañanas, la no-escritora madre de gemelos para poner un poco más de lastre a la maltrecha imagen que tiene nuestro equipo más allá de Almansa. Si no teníamos suficiente con las tertulias de bar de los homónimos, algunos escudos cabeza abajo o líneas editoriales que magnifican las debilidades y miserias, tiene que venir la señora a hablar de la pelota en general y de nosotros en particular. Que ya ves tú a esas horas, cuantos futboleros están en casa, viendo la tele y viendo justo ese mismo canal. En fin.

Sin entrar en detalles de la información, colgada en la web de la cadena y con unas disculpas ridículas por parte del programa, comiéndose el marrón el hijo del gran Joaquín Prat, no deja de ser un ejemplo más de la debilidad de este equipo a nivel institucional. Si nos mete mano una tipa que dirige un programa matinal y que de fútbol sabe lo mismo que yo de física cuántica es porque algo no funciona. Y ustedes dirán que han rectificado. Pues no. Eso no es rectificar. Rectificar es que en plató se siente alguien de la parte financiera del club y le explique a todos, punto por punto, las cuestiones de los dineros, dejando al equipo que elaboró la noticia con el culo al aire. Porque eso es mala praxis. Es mal periodismo. Es telebasura. Y lo digo como espectador y desde este altavoz que tengo cada viernes hasta que Dios quiera.

Lo malo es que esto no se entiende en otro lado, nada más que aquí. Tú le explicas a Draper que esto no hace bien y no lo entiende. Entre otras cosas porque estará a otras cosas, intentando vender al Valencia internacionalmente. Pero parece coherente y lógico pensar que, si no nos respetan en nuestro país, difícilmente lo van a hacer fuera. Y menos vender el producto, ¿no?

Pues eso. Que con el lío hemos echado la semana. Y sin hablar del Barcelona, que es lo que nos toca esta semana. Semana en la que nos sentiremos extraños, porque sentiremos el calor desde Madrid. Y algunos serán del Valencia desde pequeñitos. Pero tranquilos, que la fiebre les bajará el domingo a eso de las diez y media de la noche.

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