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Trichet, entre lo estético y lo necesario

MIGUEL A. RODRÍGUEZ (*). 06/10/2011 "La necesidad de que los tipos de interés se reduzcan es más que evidente en una economía que por una razón o por otra necesita de estímulos para salir del enorme bache en que se encuentra..."

MADRID. Los últimos datos económicos publicados en la Eurozona no dejan lugar a duda que el retroceso en la economía se ha acentuado en los últimos meses y que ésta se encuentra lejos de la recuperación prevista para la segunda mitad de este año. Previsión realizada por el propio BCE y más concretamente por el dimitido Jürgen Stark, su economista jefe, que en previsión de estas cifras promovió, recomendó y consiguió dos subidas de tipos de interés de un cuarto de punto cada una que colocaba el tipo de referencia en 1,5%.

Durante todo ese proceso, los expertos y avezados observadores del BCE, ya pudieron notar cierta incomodidad en aquellas decisiones. Además, la decisión, ahora lo sabemos con seguridad, no fue unánime. El núcleo duro liderado por los alemanes fue el más ferviente defensor de estas subidas del precio oficial del dinero en la Eurozona. 

La economía alemana estaba creciendo a buen ritmo y como sabemos el miedo a la inflación se encuentra muy arraigado entre los germanos desde los años 30, cuando sufrieron una destructiva hiperinflación que les llevó al desastre económico, político y social. Desde entonces no han permitido ni el más mínimo amago de subidas de precios, actuando de manera contundente con alzas de tipos. Está claro que estoy hablando del Bundesbank, el banco central alemán.

Pero en esta ocasión no se trataba de implementar una política monetaria sólo para Alemania. El resto de los países de la Eurozona tenía cada uno, o al menos cada grupo de ellos, su problemática. El caso más flagrante era el de Grecia que, inmersa en un proceso de rescate ante la imposibilidad de hacer frente a su deuda por sí sola, tuvo que soportar que su propio banco central subiera los tipos de interés.

Exactamente todo lo contrario de lo que se prescribe para estos casos. Al menos eso es lo que se estudia en economía. Pero la decisión, la voluntad y la presión de una parte fue más fuerte que la necesidad del todo. Conviene recordar que en aquellos momentos se estaba negociando un segundo plan de rescate a Grecia donde Alemania tenía mucho, por no decir todo, que decir y el BCE se encontraba en medio. En definitiva, tuvieron que ceder y subir tipos de interés no una sino dos veces.

Ahora estamos viendo las consecuencias de la desaceleración global causada por el menor crecimiento asiático, del fin de los resultados de las políticas de estímulos iniciadas el año pasado y, por si fuera poco, de las terribles incertidumbres que se ciernen sobre los mercados financieros ante la posibilidad de que un país de la Eurozona pueda entrar en bancarrota. Y estas consecuencias son un muy bajo crecimiento, con cifras de PMI por debajo de 50 en casi todos los países europeo, es decir, en niveles ya cercanos al no crecimiento.

Sorprendentemente la última cifra de inflación de la Eurozona se ha disparado desde un 2,5% hasta el 3%. No parece cuadrar mucho este dato con mercados de materias primas a la baja y con una demanda doméstica aletargada. En cualquier caso es un argumento muy sólido para que el BCE no mueva sus tipos de interés.

De todas maneras que Trichet se despidiera de la presidencia del BCE rectificando lo hecho en las últimas reuniones, es decir, bajando medio punto los tipos de interés -tal y como han pronosticado algunos ilustres analistas y departamentos de estudios de bancos de inversión- no sería demasiado estético y constataría lo que en realidad todos sabemos: que el BCE se precipitó al subir los tipos de interés.

Quizás ese dato de inflación, sorprendentemente alto, pueda servirle de excusa, pero si no es en la reunión de hoy será en la próxima. La necesidad de que los tipos de interés se reduzcan es más que evidente en una economía que por una razón o por otra necesita de estímulos para salir del enorme bache en que se encuentra.

Así que mi pronóstico es que veremos el Euribor caer en los próximos meses, buena noticia para quienes tengan hipotecas. O sea buena noticia para todos.

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* Miguel Ángel Rodríguez es analista asociado de XTB

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