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Se buscan líderes

XAVIER RIBERA CASADO. 04/10/2011 "Con unas actuaciones sociales y económicas pilotadas estratégicamente y estructuradas, podríamos haber evitado la exposición de bancos y cajas a la especulación inmobiliaria y que los políticos gastaran lo que no tenían en inversiones ruinosas..."

VALENCIA. La situación actual de desconcierto e incertidumbre nos obliga a tomar decisiones de forma rápida y ágil, ya sean en el ámbito familiar o profesional de nuestras vidas. La crisis económica ha roto los esquemas que teníamos preconcebidos: un trabajo para toda la vida, seguridad económica, un Estado que velará por nuestra salud y la educación de nuestros hijos...

Si trasladamos estos aspectos a niveles superiores, las decisiones se hacen, sin duda, más complicadas y trascendentales, ya que afectan a un número mayor de organizaciones y personas. Ya sea a nivel político, empresarial o de la sociedad civil, estas medidas son las que nos sacarán de la recesión y nos llevarán por la senda del crecimiento o por el contrario, nos empujarán y encerrarán en el hoyo de la desafección.

Los políticos sabemos que toman sus decisiones a corto plazo, normalmente a cuatro años vista, que es el tiempo que transcurre entre cada contienda electoral. Los políticos valencianos tienen que decidir dos aspectos fundamentales para nuestra economía, por un lado el modelo productivo por el que vamos a apostar en los próximos años y por otro de que manera vamos a hacer frente a los enormes gastos y deudas de la administración (repartidos entre diferentes instituciones, empresas públicas y fundaciones de diferente calado).

Por lo visto, el modelo productivo lo íbamos a dejar en manos del Corredor Mediterráneo (infraestructura fundamental y con años de retraso) que, claro, debe de ser sufragado por el Estado y fondos europeos. Recientemente los gobiernos español y francés han acordado dejar en segundo plano la opción mediterránea frente a la prioridad de la conexión Pau-Zaragoza. La política de infraestructuras debería de ir en sintonía con una sólida política industrial, es decir: apostar por un número limitado de sectores clave y concentrar esfuerzos en lograr la competitividad internacional en estas actividades. Estaríamos hablando de turismo, industria auxiliar del automóvil, alimentación, servicios avanzados, entre otros.

Además el Consell debe hacer frente a unas abultadas deudas que provienen de los años de bonanza, cuando pensábamos que éramos y seríamos ricos para siempre. Es inevitable hacer recortes, pero está en manos de los líderes políticos elegir si los realizan en grandes eventos, enchufados y trencadís, o se trasladan hacia los ya desolados servicios sociales, educativos y sanitarios.

Por otro lado los líderes empresariales, deben afrontar decisiones claves sobre sus propias empresas y sobre el sistema productivo valenciano. Hemos escuchado algunas voces críticas con el Consell (facturas impagadas, diputaciones...) que se han ido apagando poco a poco, a medida que llegaba el nuevo President. Han ido de la mano de este a reclamar a Madrid y a Bruselas el Corredor Mediterráneo, pero, como reflejan los resultados de estas demandas, lo han hecho tarde y mal. Dentro del mundo empresarial deben resolver temas clave como la reestructuración de sus empresas a la situación actual, la redefinición obligada de las Cámaras de Comercio o las elecciones en la CEV.

Los líderes de la sociedad civil, no están ni se les espera. Quizás sean a los que más hemos echado en falta en los últimos años. Con una sociedad civil fuerte y coordinada podría haberse limitado o incluso prevenido el descalabro actual. La sociedad civil tiene la obligación de controlar y promover los temas fundamentales. A la situación actual nos ha llevado fundamentalmente la irresponsabilidad de políticos y banqueros (y todas sus combinaciones como son los banqueros-políticos o los políticos-banqueros).

Con unas actuaciones sociales y económicas pilotadas estratégicamente y estructuradas, podríamos haber evitado la exposición de bancos y cajas a la especulación inmobiliaria y que los políticos gastaran lo que no tenían en inversiones ruinosas. Las sociedades desarrolladas, tanto en Europa como en los EEUU, cuentan con una sociedad civil que se esfuerza en controlar a los políticos y a las entidades financieras.

Es evidente que contamos con un déficit de liderazgo en estos tres ámbitos fundamentales de la sociedad y en muchos otros. Con la convicción de que los líderes no nacen, sino que se hacen, tenemos la obligación de formar y dotarnos de unos líderes reconocidos y solventes para hacer frente a un futuro desconcertante. Para ello debemos de esforzarnos en la educación de las nuevas generaciones, dentro de la excelencia y la competitividad. Para conseguirlo no hay más remedio que invertir en formación y conocimiento a todos los niveles.
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Xavier Ribera Casado es economista y sociólogo

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1 comentario

noi2001 escribió
05/10/2011 10:39

Com podem agafar confiança, si tot ho maniquen els mateixos?

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