X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
GRUPO PLAZA

Valencia en las nubes

BING BANG / CARLOS GONZALEZ TRIVIÑO. 03/07/2011 "Lo decía el arquitecto David Chipperfield (autor del edificio Veles e Vents), en una entrevista el pasado fin de semana: el boom constructivo no era sólo un error económico, era también un error patrimonial"
VALENCIA. En España hemos pagado y seguiremos pagando durante mucho tiempo las consecuencias de aquellos años de aparente felicidad económica. Las pagaremos en forma de desaguisado paisajístico, de colapso financiero, de paro estructural, de dificultad de acceso a la vivienda y de falta de imaginación territorial para dar con una alternativa.

Mucho se ha hablado sobre cloud computing entre 2007 (en que Google e IBM suscribieran un acuerdo conjunto de investigación después de constatar que ni las mejores universidades del mundo estaban preparadas para satisfacer sus complejas necesidades de investigación en cuanto a programación y servicios en la nube), y la última profecía de Steve Jobs, hace apenas unos días, anunciando una emigración masiva hacia la nube y el fin de la Era del PC.

La migración, lejos de ser metafórica parece bien real. Por ejemplo a finales de junio, Intercontinental Hotels Group anunciaba que 25.000 de sus empleados se mudaban desde las aplicaciones Office de Microsoft a los servicios ofimáticos de Google con base en la nube.

Sí hay, en cambio, un sentido en el que la expresión cloud computing puede llevar a engaño, ya que la infraestructura tecnológica que presta servicio a la nube tiene una implantación física eminentemente territorial. O sea, que los servicios y aplicaciones de la nube ni están en estado gaseoso ni están en ninguna nube, sino que se alojan en una compleja red instalaciones y servidores que se construyen sobre esa misma base territorial en la que se materializó lo que Chipperfield calificaba de error patrimonial.

En Europa existe una cierta tendencia a medir nuestro grado de desarrollo digital solo en la medida en que somos usuarios competentes de la tecnología, dando implícitamente por supuesto que el mérito tecnológico y empresarial del diseño y comercialización de las aplicaciones es algo fuera de nuestro alcance respecto a lo que no estamos obligados a evaluarnos.

En cualquier caso hay que ser bien conscientes de que durante los próximos años la nube demandará del territorio un gran número de hectáreas inteligentes en las que residenciar y administrar buena parte de la información que ahora está alojada en alguno de los cientos de millones de computadoras y otros dispositivos que en el mundo desempeñan actualmente tal función de almacenamiento y administración.

Si la inteligencia colectiva de nuestra sociedad nos hiciese tan hábiles promoviendo PAIs tecnológicos como en su día lo fuimos con los inmobiliarios, tal vez encontraríamos alguna oportunidad de formar parte de la economía que viene. Una forma interesante de formar parte de la siempre deseada economía del conocimiento pasaría por integrarse en ese mercado del suelo inteligente que actuará como soporte del futuro de las aplicaciones digitales mundiales.

Paradójicamente la nube tiene los pies bien puestos en el suelo. Tal vez somos nosotros, en la cómoda apariencia de estar pisando tierra firme, los que en realidad estamos en las nubes.



Comparte esta noticia

2 comentarios

Carlos González Triviño escribió
04/07/2011 23:30

Bueno la verdad es que las políticas territoriales en españa son competencia exclusiva de las comunidades autonomas por sentencia del constitucional del año 97. La política fiscal tiene su importancia pero otras políticas públicas como la defensa de la propiedad intelectual o la gestion de la migración altamente cualificada tienen un mayor impacto. Lo de las condiciones geográficas estoy muy de acuerdo y lo que le sigue también.

Antonio escribió
04/07/2011 13:49

Buen intento. Ya sabes que, además, en estos asuntos itnervienen cosas como, por ejemplo, una planificación estatal de las políticas terrritoriales y, sobre todo, impositivas (ver el ejemplo irlandés). También otras, como por ejemplo, las condiciones geográficas-atmosféricas (frío-calor, refrigeración, agua, etc.) para tomar estas decisiones. Efectivamente, la nube no está en estado gaseoso. Y en la Comunitat Valenciana estamos demasiado delicuescentes.

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad