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Menuda actitud la de los futbolistas del Valencia...

Si este equipo no ha seguido cayendo, tan sometido como está a los experimentos deportivos, me temo que es porque los jugadores, poco canallas por lo general, no se resignaron...

4/03/2016 - 

VALENCIA. Vivo con miedo a que aprovechando la racha de victorias, solo ensombrecida por un pequeño tropiezo contra el Athletic Club, los grandes clubes comiencen a fijarse en Gary Neville y vuelva a ocurrir como tantas otras veces: que el Valencia se quede antes de tiempo sin un entrenador prometedor. Apunta la rumorología al United, buscando la manera, la tecla, con la que resurgir después de tantos fiascos. Ojalá el Sueca United no nos lo robe.

Cuando un equipo pagado para brillar no lo hace, sino todo lo contrario, y se hunde y se hunde hacia abajo como un cuerpo atado a un lastre, la causa son muchas causas. Y no ocurre por un entrenador muy malo o unos jugadores negados. Los jugadores que tiene el Valencia, desde luego, son mucho mejores de lo que parecen, salvo excepciones (y no miro a nadie, Santos y Abdennour). 

El Valencia se ha vuelto a acostumbrar a ganar, poco a poco y contra rivales asequibles (los mismos contra los que antes perdía) y la duda se retoma: ¿es que el equipo ha encontrado el norte o solo son casualidades? Viendo la primera parte frente al Málaga, el partido contra el Espanyol, la chiripa podría parecer la mejor de las explicaciones.

No creo que sea cuestión de suerte. Hay un cambio: una pizca de solidez, algo más de concierto en un grupo que sigue siendo desastroso en buena parte de su juego pero que teniendo mucho más orden que antes es capaz solo por su empaque de ponerse los partidos de cara.

En ese cambio menudo -anécdota o preámbulo- hay un factor determinante que no es guay ni popular entonar: la actitud de los futbolistas. Por lo común es sencillo atribuir la explicación a cualquier crisis a la mala actitud de los jugadores, su dejadez, su desidia. Muchas versiones han apuntado a ello: este vestuario no le ponía lo que hay que poner. No van sobrados de liderazgo, desde luego, no es un grupo de carácter fuerte, más bien fofo, pero no comparto el discurso. 

Si este equipo no ha seguido cayendo, tan sometido como está a los experimentos deportivos, me temo que es porque los jugadores, poco canallas por lo general, no se resignaron. Casaba poco señalar la desidia de los futbolistas como razón del caos pero al mismo tiempo ver cómo presentaban batalla (caótica y desastrosamente, sí) hasta los últimos momentos del partido.

Dijo Alcácer tras vencer al Málaga: “Hemos ganado porque le hemos puesto cojones”. Una manera de desvelar que la salida del equipo tiene que ver más con la testosterona que con la táctica. Fue esclarecedor. Aunque, ¿es que no ocurrió siempre así?  Pudieron haberse dejado llevar por el descalabro Neville y haber madurado su destitución. La realidad, por impopular que sea, dicta que teniéndolo fácil la han evitado. No era un problema de actitud, era, es, otra cosa. 

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