Los errores penalizan al Valencia de Baraja

VALÈNCIA. El más que positivo inicio de temporada del Valencia CF de Rubén Baraja se ha frenado de golpe. El baño de realidad vivido en Mendizorroza comienza a mostrar el camino lleno de dificultades que se vuelve a presentar otro año más para una plantilla abandonada por su propietario y muy mal reforzada.

Pese a incidir Baraja en las necesidades de reforzar el ataque este verano, la realidad es que las carencias en la línea de centrales no le van a la zaga. Hasta ahora la idea había estado muy clara con una presión muy alta que había conseguido blindar las inmediaciones del área de Mamardashvili y que los rivales lanzaran poco sobre la meta del equipo valencianista. 

Sin embargo la factura de los errores asciende ya a seis puntos teniendo en cuenta la gravedad de los fallos cometidos atrás, que además propicia que el equipo se encuentre tremendamente incómodo cada vez que debe ir a remolque para darle la vuelta a una situación.

El catálogo de despropósitos defensivos saca además en cada foto a Cenk Ozkaçar. El turco que ha ocupado casi el 50% del dinero gastado por el club en refuerzos y cuya incomprensible apuesta fue la gran sorpresa del verano no ha salido bien parado en los dos últimos partidos y aparece en cada acción negativa que le ha costado al equipo encajar goles.

En el partido ante Osasuna, la lentitud e indecisión del zaguero otomano acabó en el ataque de Pablo Ibáñez que se derivó en el penalti cometido por Thierry Rendall y que significó el 0-1 para los navarros tras la máxima pena transformada por Aimar Oroz. Pese a igualar en la segunda parte, la falta de contundencia de Cenk al no despejar un balón que se fue al saque de esquina acabaría en el gol de la derrota tras el córner rematado por Nacho Vidal.

Mucho peor fue el catálogo de horrores que propiciaron el único gol y la derrota en Mendizorroza. Porque además vienen a renglón seguido de un absurdo regalo de Cenk quien, sin mirar, retrasa la pelota sobre su portero sin advertir la presencia del veloz Luís Rioja al que Mamardashvili acabó derribando dentro del área a la desesperada.

Pese a que el georgiano detuvo el primer lanzamiento de Kike García y la posterior repetición decretada por González Fuertes, tan sólo un minuto más tarde el Alavés se adelantaría en el marcador. Primero por la falta de tensión en la ayuda de Thierry para impedir que Luís Rioja pusiera el centro al área. Luego porque la mala colocación de Diakhaby hace que el francés se vea superado por la pelota que introduce -mal colocado y mal perfilado tras el centro lateral- Cenk Ozkaçar en su propia portería.

A partir del ahí, tampoco exhibió el equipo de Baraja excesivos recursos para voltear el resultado, pese a que tuvo alguna ocasión clara en la segunda mitad. Tras el partido, el mismo Baraja calificaba la actitud de su equipo en la entrada al terreno de juego como intolerable: "no entiendo como en las dos primeras acciones, tenemos un penalti, lo paramos, luego el otro y lo volvemos a parar, y en la siguiente acción nos hacen gol. Es inexplicable la falta de tensión, la falta de concentración".

El Valencia que asomó en Vitoria es el que ya vimos la temporada pasada en Valladolid, en Cádiz, en Almería o en Mallorca. El indolente, el de la nula autoexigencia reflejo de lo que ocurre cada día en el club, y así Baraja lo va a tener mucho más difícil. Primero, porque con las derrotas llegan las dudas. Y segundo porque vamos a un parón de quince días sin fútbol en el que seguro que Meriton tampoco va a ayudar mucho, y tras el que el calendario se complica con partidos ante Atlético, Almería, Betis y Real Sociedad. Veremos como sale de reforzado o de tocado el grupo tras el mes de septiembre.