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La selección es brillante, qué desastre de equipo

Me gustan los análisis sosegados y certeros sobre la selección española, porque están como ausentes. Me gusta lo que representa una Eurocopa porque, como pastilla de caldo concentrado, condensa en unas pocas semanas todas las emociones y las miserias que se arrastran durante el resto del año...

24/06/2016 - 

VALENCIA. Me gustan los análisis sosegados y certeros sobre la selección española, porque están como ausentes. Me gusta lo que representa una Eurocopa porque, como pastilla de caldo concentrado, condensa en unas pocas semanas todas las emociones y las miserias que se arrastran durante el resto del año.

Me gusta la claridad de la opinión publicada sobre España porque en una hora y media de diferencia es capaz de convertir la excelencia en mediocridad y revertir del todo sus machadas. España no debía alinear a los mismos once que en el resto de partidos porque como es lógico estarían agotados… pero hora y media antes era un gesto responsable y una manera de tomarse en serio y no a chorra el último partido de la fase de grupos. Del Bosque es un entrenador viejuno incapaz de gobernar quiénes lanzan los penaltis en su equipo (España falla tantos penaltis que parece que siempre tenga a Diego Alves en frente)... pero hora y media antes era un técnico prudente domador de egos y artificiero especialista en desactivar bombas. 

Nada nuevo porque Luis Aragonés fue, según la crítica generalizada, un despojo infeliz sin capacidad para dirigir al equipo de España y unas semanas más tarde se convirtió en el fundador del reino divino de los unicornios, un Pelayo moderno, una santidad que bien mereció la canonización del país de los españoles. Si Aragonés hubiera lanzado un micro al lago ante cada campañas de insidias, el lago hubiese formado isla.

Es más, hace unos días Cesc no era jugador para estar en la convocatoria, pero en la primera parte contra Croacia sí porque tenía un talento desequilibrante pero luego no porque… No, sí, tal vez, que no, pues sí. Y sigo: el partido de España del martes pasado era tan trámite, tan inofensivo, que según buena parte de la opinión debía jugar Casillas para rendirle homenaje… pero hora y media después los mismos acusaban al grupo de no haber tratado el partido con la importancia que merecía. ¡Qué me estás contando! Opiniones bipolares, qué digo, polipolares.

No es que los analistas de la Selección y su corte opinadora sean malísimos y diferentes al resto, es que, llanamente, los análisis en el fútbol por norma son de usar y tirar, de consumir preferentemente antes de las 24 horas después de abrirlos. 

Lo que sucede en una Eurocopa, con unas variaciones emocionales tan bruscas en cuestión de dos horas de diferencia, solo es una caricatura del trato habitual de la opinión futbolera, en la que dependiendo de ese fuera de juego, de ese error fatal o de una mala tarde todo cambia. 

Es por eso por lo conviene relativizar y hacer el caso justo a las opiniones ajenas (empezando, la primera, por esta opinión en curso). En todo caso leer muchas cargados de poco prejuicio para poder formarse bien la opinión propia.

No hay nadie que alcance el nivel de excelencia de España. Qué desastre de selección.

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