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La piragüista Bárbara Pardo, en busca de la clasificación para el Mundial sub23

5/04/2019 - 

VALÈNCIA. Los cambios no son fáciles y para un deportista, en muchas ocasiones, lo es menos. Bárbara Pardo (08/12/1999 Antella, València) tuvo que dejar el año pasado a su familia para poder tener un futuro en el piragüismo. Un giro de 180 grados en su vida que le provocó no tener todos los resultados que habría querido, aunque en ocasiones mejores que lo que esperaba. Este 2019 le aguarda el Mundial sub23, para el que se está preparando para clasificarse, con la determinación de ganarse un puesto en la final.

Como la mayoría de deportistas, Bárbara tuvo que dejar su hogar en Valencia para distanciarse de la que había sido su vida con casi 600 kilómetros de por medio. En Sevilla no solo está buscando ser la mejor piragüista posible. Tampoco ha dejado a un lado los estudios y es que está cursando el grado de Criminología. Algo que, en muchas ocasiones se torna complicado. “Entrenamos una media de cinco horas y media o seis cada día de lunes a sábado por la mañana y tarde. Menos martes, jueves y sábado que hay descanso por la tarde. El año pasado estaba matriculada en la Universidad de Sevilla, pero este año me vi ‘obligada’ a cambiarme a la UNED por el hecho de no poder ir a las clases”, cuenta la deportista del Proyecto FER.

Si con el deporte a Bárbara ya le es difícil cumplir con los estudios, para poder llegar a ambas cosas tiene que hacer muchos sacrificios: “En los huecos que tenemos de descanso intento ponerme al día y estudiar un poco, a pesar de lo cansada que pueda estar y el de tener que coger menos asignaturas e ir poco a poco”. La clave para conseguirlo es lo “constante” que la piragüista asegura que es con todo lo que se propone.

El 2018, por lo tanto, ha sido una temporada de “altibajos” y “muy diferente a lo que estaba acostumbrada”, pues “pasé de entrenar sola en casa en un club pequeño a estar a 600 kilómetros de casa en el equipo nacional con doce chicas más”. Eso sí, no todo fue negativo para Bárbara: “Puedo hacer una valoración positiva para ser mi primer año de senior sub23. Conseguí la clasificación para el Mundial sub23, algo que no me esperaba a principio de temporada, fui a una Copa del Mundo Absoluta en la que quedé decimotercera en k4 500m y luego me clasifiqué para el Mundial Absoluto en k2 1000m y quedé octava. A nivel nacional conseguí la medalla de plata en el Campeonato de España de fondo sub23 y oro Sub20, y la medalla de plata sub 20 en el Campeonato de España de sprint en k2 1000m”.  

La valenciana confiesa que, sin embargo, le hubiese gustado “conseguir alguna medalla en la distancia de 500m, que es la distancia para la que entreno y poder haber entrado en la final del mundial Sub23”. Pese a esa espinita, Bárbara prefiere ser positiva: “Siendo mi primer año, con 18 años y compitiendo con gente de mucho nivel puedo estar satisfecha”. 

El 2019 está lleno de retos para la piragüista. El más cercano es “conseguir la clasificación para ir al Mundial Sub23 principalmente y, si voy,  luchar por estar en la final y hacer un buen papel”. Bárbara tiene gran recuerdo de la última vez que ganó un metal en un Mundial: “Todas las medallas que he conseguido hasta ahora tanto a nivel nacional como autonómico me hacen especial ilusión, pero la más especial es la medalla de plata que conseguí en 2017 en el Mundial Junior en k4 500m. Esta medalla fue un orgullo para mí no solo por el echo de haber conseguido un segundo puesto en un Campeonato del Mundo, que también, pero por todo lo que había detrás”.

De conseguir estos objetivos, Bárbara se estaría demostrando a sí misma que “a pesar de las dificultades que está teniendo esta temporada, puedo conseguir lo marcado y sobretodo seguir mejorando en todos los aspectos posibles y disfrutar”. Eso sería, sin duda, la lección más positiva que podría sacar de este año.

Los sueños de la piragüista pasan desde el más corto plazo al horizonte más lejano. Bárbara confiesa que le gustaría “seguir mejorando, llegar a conseguir una medalla en un Mundial sub23 o absoluto y, si cabe la posibilidad, aspirar a unas Olimpiadas”. La valenciana, sin embargo, no se olvida de que el deporte no lo es todo en su vida: “Profesionalmente me gustaría sacarme la carrera de Criminología”.

Para lo segundo su constancia, sin ninguna duda, le llevará hasta el éxito. Para lo primero, tiene unos referentes inmejorables que le guiarán el camino hasta lo más alto: “Hay muchas personas a mi lado a las que admiro mucho y tengo la suerte de compartir muchas cosas con ellas. Dentro del piragüismo tenemos al máximo medallista olímpico español que es David Cal y luego está Saül Craviotto con cuatro medallas olímpicas también. En chicas tenemos a Teresa Portela que ha asistido a cinco Juegos. Lo más destacable que se puede ver en ellos es el sacrificio, el valor y sobretodo la humildad para poder haber conseguido todo eso”.

El Proyecto FER también será importante en la ecuación. Y, realmente, ya lo está siendo. “El proyecto FER me ha dado un poco de estabilidad en mi vida económicamente, ya que el piragüismo es un deporte minoritario y muchos de los gastos tienen que salir del bolsillo del deportista. Además es un proyecto que transmite unos valores de constancia y superación y motiva mucho que haya proyectos así y sobre todo que apoyen a tantos deportistas a cumplir sus objetivos/sueños”, concluye la deportista.  

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