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Hablemos de Cancelo

Y estamos tan pobres en ataque, tenemos tan romos nuestros puñales en las bandas que, como emergencia, Cancelo parece asentarse en el flanco derecho de la línea de tres mediapuntas que Prandelli ha adoptado por sistema...

16/11/2016 - 

VALENCIA. La semana pasada servidor les hablaba de los mimbres de los que dispone Prandelli para armar un equipo que presente batalla en todos los campos que salga a competir, con la finalidad de volver a los puestos altos de la liga y quitarle el polvo al pasaporte el año que viene. Enumerábamos los porteros, los centrales, las características del centro del campo y las debilidades de los flancos y arriba. Y hacíamos un aparte para hablar del joven del tupé. Del portugués sospechoso de ser un timo, por desconocido y por caro. De ser más bien un ave de paso y de relleno a cargo del amigo Mendes. De ser nuestro Secretario particular. 

Pues bien, Cancelo, ni calvo, ni con tres tupés.

A día de hoy, onceava luna del año estelar 2016, el bueno de Joao será, pero todavía no es. Y ojo, no es ninguna crítica al chaval. No es que haya aterrizado en el más plácido de los clubes del mundo en estos últimos tiempos. Se le ve aplicado, con cosetes, pero hasta el primero de la clase se despista si papá y mamá se divorcian.

A nadie sorprende su velocidad, su arrancada y su capacidad de aprovechar el espacio libre con balones lanzados al ídem. Pero tiene el mal del lateral brasileño. Ataca más que defiende. Desde que Carlos Alberto pasó a la historia con ese gol en Mexico'70, todos los patrones han sido así en la mayoría. Ejemplos en la historia hemos tenido muchos. Aquí y allá. Con éxito y sin él. Leonardo de Araujo, Roberto Carlos, Marcelo, Jordi Alba, Bernat, Dani Alves o Juanfran son algunos ejemplos de jugadores con condiciones que supieron adaptarse más o menos bien a defender como hormigas igual que a atacar como cigarras. Y lo principal para un lateral es que defienda su zona y ataque en coalición con su volante por llegada, no por estancia. La existencia de un jugador de este tipo que no realiza bien la transición ataque-defensa condiciona sobremanera la manera de jugar y de replegarse del equipo tras pérdida de balón, dejando tras la espalda del lateral alegre un campo abierto para diabluras de los Rufete o Angulo de turno, si recuerdan cuando Roberto Carlos jugaba con los galácticos que defendían más bien poco, por ponerles un ejemplo que les saque una sonrisa.

Y estamos tan pobres en ataque, tenemos tan romos nuestros puñales en las bandas que, como emergencia, Cancelo parece asentarse en el flanco derecho de la línea de tres mediapuntas que Prandelli ha adoptado por sistema. Y bueno, ahí es menos lesivo para los intereses del propio Valencia. Y se potencia, de paso, su verticalidad y los problemas para el contrario. Como les decía, será pero no es. Y en tres cuartos de cancha, una pérdida de balón, una mala elección en el pase, da lugar al repliegue del equipo, escudado con dos mediocentros que oxigenan con sus basculaciones a banda derecha y coberturas a la línea de tres. Línea de tres cuando no es de dos y medio, por aquello de la alegría de Gayá también, aunque más comedido y con más trellat.

Dicho esto, conviene formularse preguntas. ¿Es Cancelo válido para el Valencia? Sí, por supuesto. Como no lo va a ser si ya llena portadas en la prensa blaugrana, que lo tienen en agenda y magnifican sus actuaciones ante selecciones menores, como si de un Ronaldo cualquiera se tratase. Pero hay que educarlo tácticamente. La potencia sin control no sirve de nada, decían en aquel anuncio de neumáticos. Recuerden los primeros años de Claudio López, un potro desbocado al que, a veces, Mestalla se le quedaba corto. Ahora tenemos un técnico de verdad, italiano, al que se le presupone rigor táctico, que puede ser un buen mentor para Cancelo.

Siguiente pregunta. Las urgencias deportivas, y quizá económicas, también juegan. ¿Hay que vender a Cancelo en las dos próximas ventanas de fichajes por no estar hecho todavía como jugador? De primeras, no. Ni en enero, ni en verano. Está claro que estamos a años luz del Barça de Cruyff, que empezaba a jugar con Eusebio de lateral derecho, pero este lateral puede llegar a ser importante. Y tener un elemento distinto, un wing, un wine, un extremo, que es lateral es una manera deliciosamente romántica de dejar al rival en la lona. Otra cosa es que venga alguien con más pasta que la que trajeron para llevarse a André Gomes.

Tercera pregunta. ¿Puede hacer algo el club si el jugador viene con una oferta mareante de otro club con un salario brutal? Sí. Hacerse fuerte, llamar a su representante y decirle que, amigo, no hay negociación posible. Pero, para eso, es menester que el jugador y su entorno vean que algo está cambiando en este Valencia de rancio abolengo. Para empezar, debemos llegar a mayo con Europa en la chistera, sea por competición regular o por Copa del Rey. De otra manera, es difícil que el superagente tenga argumentos para hacerle ver a su representado que Valencia es la mejor opción para su carrera. Y más cuando parece que se consolida entre los seleccionables habituales de la sorprendente campeona de Europa de selecciones.

Cuarta pregunta. ¿Qué diría Jorge Iranzo? Que sí. Que tres a cero. Con Cancelo superstar.

Hagamos jugador a Cancelo de una vez. Que se haga jugador, de lateral o de extremo, será señal de buena salud para el Valencia.

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