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Enzo y Parejo, que se piren al Sevilla

Toma contradicción. El Sevilla, paradigma celestial de orden y virtud, quiere a los que tú desprecias. Cómo sobrellevarlo. Lo sencillo: el Sevilla también se equivoca y no sabe lo que hace. Lo complejo: quizá Enzo y Parejo son futbolistas perfectamente válidos.

27/01/2017 - 

VALENCIA.El fútbol tiene una capacidad letal para darte un revolcón a tus convicciones en cuestión de días. O vives con tus propias contradicciones o te vuelves majareta perdido, o en el peor de los casos un valenciólogo de tomo y lomo.

La contradicción. Puedes admirar el modelo de planificación deportiva del Sevilla, el paraíso La La Monchiland, puedes reconocer lo bien que funcionan las cosas cuando los criterios deportivos inundan las decisiones. Del mismo modo puedes despreciar a Parejo, a Enzo, considerarlos futbolistas subdesarrollados para el nivel de aspiración del Valencia.

Pero… zas. Toma contradicción. El Sevilla, paradigma celestial de orden y virtud, quiere a los que tú desprecias. Cómo sobrellevarlo. Lo sencillo: el Sevilla también se equivoca y no sabe lo que hace. Lo complejo: quizá Enzo y Parejo son futbolistas perfectamente válidos.

Hay causas infinitas para cuestionar a uno y a otro. Tanto por falta de profesionalidad como por dejarse llevar por la anemia institucional y no ser capaces de ejercer los liderazgos que se esperan de dos tipos extrañamente nombrados capitanes. Incluso es momento para plantearse si tanto a Parejo como al Valencia les conviene seguir manteniendo una relación demasiado viciada. Pero creer que son residuos no aptos para el VCF es un ejercicio de soberbia que no conviene.

Si en el Sevilla valen, ¿aquí no? Me temo que es una cuestión de contextos. Un desperdicio de talento al que ambos han contribuido y que lo que rodea al club ha acentuada. La falta de criterio en la confección de la plantilla; la absoluta anarquía entre dirección, entrenadores y jugadores; la ausencia de un modelo, de una apuesta, los ha extraviado. 

En ese mismo Valencia de principios de siglo al que se amarra el relato melancólico perdido, varios futbolistas previamente inútiles acabaron siendo fundamentales. ¿Eran mejores que cuando parecían muy malos? Eran los mismos pero el orden deportivo estiraba sus virtudes hasta lo inimaginable.

Insistir en lo fundamental que resulta tener un club con criterios deportivos formados, una organización eficaz y un modelo definido no es una gratuidad elitista, es, simplemente, una contribución decisiva de cara a aumentar las posibilidades de mejora de cada futbolista, cuyos rendimientos son tan elásticos como para parecer moniatos o astros en cuestión de las circunstancias que los envuelven. 

Que se piren al Sevilla, que aquí no valen.  

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