Chery no está, Chery se fue

VALENCIA. Cheryshev comenzó a dar señales de querer marcharse del Valencia cuando a la mínima se coló en el vestuario del Madrid a hacerse fotos con Arbeloa. Chery, a pesar de su media temporada maravillosa repleta de continuidad, asistencias y goles, se nos va, como el agua entre las manos. Chery no ha querido quedarse.

Ha sido mucha la insistencia del director general, digo deportivo, García Pitarch, convencido de que una perla con su regularidad, una apuesta sin apenas riesgo, no se podía escapar y debía ser emblema de la próxima temporada. Pero Chery, ay, se fue. Disgusto.

Me parece una buena noticia que se haya ido al Villarreal. No por su destino sino porque el Valencia de reconstrucción (si es que acaba reconstruyéndose) necesita futbolistas convencidos, que bailen al son de un proyecto y no estén pensando en marcharse al norte cuando acaban de llegar. Necesita implicados y no dudosos. Necesita tipos que no se confundan de vestuario. Empezará a tenerlos cuando la cúpula del VCF sea exigente con sus futbolistas, tenga razones para convencerlos y desactive el clima de relajación caribeña que han instalado entre la plantilla. Ojalá Suso y/o Pako tengan virtud para azuzar a un vestuario atolondrado.

Chery no está, Chery se fue. Y eso, también, es una constatación de un hecho preocupante. Verdaderamente no es al ruso a quien hay que analizar, es a nosotros. Al lío: el Valencia no es capaz de convencer a futbolistas medianos para que formen parte de su proyecto. El Valencia va de pesca a un mercado de jugadores esquivos. Porque no hay Europa, porque la credibilidad es escasa y porque, puestos a competir en lo económico, entidades más pequeñas pueden llegar a pujar más fuerte.

Que Chery no quiera continuar demuestra que los daños de una temporada negligente no acaban una vez cerrada la temporada; sus efectos siguen.

Asumir la realidad en la que estamos contribuirá a poder cambiarla. Cuando los Chery del futuro inmediato quieran quedarse o venir, este club habrá recuperado su vigor. Me parece que antes de buscar alguna joya rutilante o un nombre decadente con el que epatar a los socios, la misión principal de quienes dirigen al VCF debe ser cargarse de motivos con los que seducir a los futbolistas. Recuperar un equipo, ser creíbles ante el mercado. No es haber acabado el que hace doce, es que ahora hay cinco o seis proyectos más hechos y atractivos que el tuyo.